Padres aclarar los misterios que rodearon la muerte de su hijo
Padres narraron la inesperada partida de su hijo
Talaat Saheli Hamze y Yanitza López, abrieron las puertas de su casa para aclarar las extrañas circunstancias que rodearon la muerte de su hijo, el pasado 18 de enero en horas de la tarde suceso en Ciudad Guayana.
Nuevaprensa.com.ve.- Tres posibles escenarios se manejaron ese día. Una herida mortal producida por una cabilla, por la negligencia de su papá o por la curiosidad del pequeño. También se dijo que por amistad con funcionarios del Cicpc, hubo gran hermetismo con el lugar del crimen. Según Nueva Prensa de Guayana
Con sus corazones destrozados y un sin fin de recuerdos, Talaat y Yanitza relataron cómo la inesperada partida del pequeño Talaat Jhonathan Saheli López, apagó el brillo que reinaba en el hogar.
“Era muy curioso”
Ese viernes el niño hizo la tarea escolar antes de almorzar. Su madre lo esperó para que no comiera solo ya que su hermanita de 2 años y su papá se habían adelantado. Al terminar, decidieron alimentarse en el cuarto principal donde estaba el resto de la familia.
A eso de la 1:00 de la tarde, el infante decidió ir a la cocina a tomar agua. Al cabo de unos minutos escucharon el disparo. Su papá fue hasta el porche para asomarse a la calle y verificar si ocurría algo mientras su mamá se levantó y salió a la parte trasera de la vivienda, ubicada en la carrera 17 de Primero de Mayo.
“Le pasé por un lado a mi hijo y no me di cuenta”, expresó Yanitza entre sollozos. Nuevamente en la habitación, pensaron que Talaat Jhonathan se había metido a su cuarto. La menor de sus hijos, de 2 añitos de edad, pidió un poco de agua, la cual ella misma fue a buscar.
Su padre casi salía para el trabajo, cuando la niña empezó a llamarlo y señalar hacia la pieza que funciona como depósito. Al ver su insistencia, Saheli Hamze se acercó y fue en el momento que tropezó con el cadáver.
Enseguida -pensando que seguía con vida- lo llevó a la clínica Manuel Piar y le comentó a los médicos que se tropezó con la esquina de un gavetero. Mentalmente, “sentía y quería” que esa fuera la verdadera causa.
“No había visto que el revólver estaba en el suelo y tampoco me percaté que tenía una herida en la parte de arriba de la cabeza, sólo veía como un raspón en la sien derecha. Los médicos fueron quienes me dijeron que estaba muerto por una herida de bala y ahí fue cuando me acordé del armamento. Tenía aproximadamente 30 años guardada en ese depósito y nosotros no permitíamos que los niños entraran. Antes de enterrarlo, nos enteramos por sus compañeritos que Talaat les contó que tenía un arma explosiva. Ahí nos dimos cuenta que entró varias veces y no nos había contado nada”.
El señor Talaat Saheli agregó que esa pieza se mantenía cerrada y la llave principal la guardaban en el cuarto. Al parecer, el pequeño ya conocía dónde la escondían.
Vocación de médico
Con relación a las supuestas conexiones en el Cicpc, los desdichados padres fueron enfáticos en añadir que no conocen a nadie, pero que igualmente agradecían por el trato humanitario de los detectives.
Este seis de febrero, “Junior” -como le decían cariñosamente en la familia- cumpliría los 9 años. Como era fanático al estudio de la anatomía, pidió de regalo un muñeco con las partes del cuerpo humano, en lugar de la fiesta.
Dos días antes de su trágica muerte, su corazón se llenó de alegría al ver que le entregaron una caja que contenía lo anhelado. Sus deseos de ser doctor cuando creciera ya se lo había expresado a la madre. Su vocación, la cosechaba todos los días haciendo operaciones en un juego por internet.
“Desde que nació nos dio mucha satisfacción. Dicen que los hijos son prestados pero yo no quería que nuestro hijo fuese prestado”.
Pruebas técnicas
Debido a las pruebas de balística efectuadas por la Policía Científica, se determinó que aparte de que el revólver calibre 38 milímetros tenía una data de varios años que no se accionaba, la trayectoria intraorgánica de la bala mostró que realmente fue una muerte accidental y no premeditada.
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