Las pesadillas no son solamente un padecimiento que sufren los ni-os.
Twittear
Publicada 2 de Mayo de 2.012
Las pesadillas no son solamente un padecimiento que sufren los niños, también las tienen los adultos, aunque en menor proporción; pero afortunadamente existen fórmulas sencillas para resolver este problema.
Psicologia.laguia2000.com.- Un sueño recurrente en los niños, es que alguien los persigue y debe escapar o esconderse de su perseguidor. Algunos sueñan que mueren en el intento o que sufren graves lesiones; otros que ven a otras personas siendo las víctimas y en ocasiones pueden soñar que se precipitan en el vacío.
La mayoría de los atacantes que aparecen en los sueños, guardan cierta relación con el perfil de los delincuentes que cometen delitos en la vida real, hombres en su mayoría.
La segunda mitad de la noche es cuando se tienen pesadillas, o sea en el momento en que se sueña más.
La pesadilla es diferente al terror nocturno ya que éste se origina una hora después de acostarse y puede ir acompañado de un grito.
En el terror nocturno la persona suele incorporarse y abrir los ojos pero sin tener el aspecto de estar despierta, como si estuviera en un estado intermedio entre la vigilia y el sueño; no responde a los estímulos, puede parecer algo desorientada y llegar a agredir a personas de su entorno por considerarlas peligrosas.
En estos casos, conviene hablarle pausado, sin sacudirlo ni gritarle para despertarlo y al día siguiente no recordará el suceso.
En 1855, el médico Johann Börner, expuso en la Universidad de Wurzburgo, una disertación sobre el motivo de las pesadillas, que él atribuyó a un trastorno de la respiración, la disnea nocturna.
Hoy se cree que las pesadillas recurrentes se deben a la interacción de dos factores: 1) la predisposición hereditaria y 2) las circunstancias que las desencadenan.
La predisposición se comprobó con pruebas realizadas con gemelos univitelinos que coincidían en la cantidad de pesadillas.
Otros investigadores sostienen que las pesadillas se relacionan con la estructura de la personalidad, o sea que son más vulnerables las personas susceptibles o con carácter neurótico (angustiadas, irritables y depresivas).
Las vivencias traumáticas también pueden desencadenar pesadillas y hacer que persistan mucho tiempo, si no se hace ningún tratamiento.
Pero el desencadenante más común de las pesadillas es el estrés agudo por cuestiones familiares, escolares o laborales.
Algunos fármacos también pueden provocar pesadillas, como los antihipertensivos y los medicamentos para el Parkinson y la depresión.