El origen del arbol de navidad
Miércoles, 25 de Diciembre de 2013 12:11:49 p.m.
Como se originó el árbol de Navidad
En muchas casas el árbol es el adorno principal de la Navidad. Es una tradición que se remonta a muchos y muchos años. El origen del árbol navideño reside entre el segundo y el tercer milenio a.c.
Redacción.- En aquella época, los pueblos indoeuropeos que se expandían por Europa y Asia, tenían a los árboles como expresión de las fuerzas fecundantes de la naturaleza, y por ellas rendían culto. Con la llegada del otoño e invierno, cuando las hojas de los árboles se caían, trataban de compensar al árbol con diferentes adornos.
El árbol del Niño Jesús. Cuenta la leyenda que, en la primera mitad del siglo VIII, un roble que los paganos consideraban sagrado cayó sobre un abeto. Milagrosamente, éste quedó intacto, por lo que fue proclamado el árbol del niño Jesús. Su forma triangular se dijo que era representativa de la Santísima Trinidad, con el Dios Padre en la cúspide.
El abeto del cristianismo. Una historia muy similar a la anterior dice que, también en el siglo VIII, el monje inglés Winfrid taló en Nochebuena un roble que era utilizado en las festividades paganas para ofrecer vidas en sacrificio. En ese mismo lugar brotó, 'milagrosamente', un abeto, por lo que se decidió tomar este árbol como emblema del cristianismo.
El árbol luminoso. Otra leyenda nos lleva hasta el rey Arturo. Se dice que Persifal, uno de los caballeros de la Mesa Redonda, descubrió un árbol lleno de luces brillantes, que se movían como estrellas, mientras buscaba el Santo Grial o cáliz de la última cena de Jesús. También el escritor alemán Goethe, en su libro 'Werther', hizo mención a un frondoso arbusto lleno de caramelos y figuras religiosas.
El árbol de la vida eterna. Algunos cuentan que el origen del árbol hay que atribuírselo al monje inglés San Bonifacio. Se dice que, en uno de sus viajes, encontró a un grupo de paganos alrededor de un gran pino en el instante en el que iban a sacrificar a un niño en honor al dios Thor.
Para evitar el sacrificio y salvar al pequeño, San Bonifacio derribó el árbol con un poderoso y potente golpe de puño. El santo dijo a los allí congregados que ese pino era el árbol de la vida eterna de Cristo.
Luces de colores en el bosque. Cierta historia cuenta que Martin Luther King, caminando por un bosque en vísperas de Navidad, se quedó deslumbrado por la belleza de millones de estrellas que brillaban a través de las ramas de los árboles. Quedó tan impresionado que decidió cortar un pequeño árbol y llevárselo a casa. Allí recreó la misma belleza que contempló en el bosque colgando luces de colores.
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